Enfría las piezas oxidadas y agarrotadas (pernos, tornillos, tuercas) a una temperatura de hasta -43°C. El "efecto de congelación de choque" crea microfisuras en la capa de óxido a través de las cuales puede penetrar el lubricante. Inmediatamente después pueden aflojarse con poco esfuerzo las piezas tratadas.